Elecciones con final de fotografía

Por Octavio Campos Ortiz

Hace seis meses las encuestadoras daban a Morena 14 de las 15 gubernaturas que estarán en disputa el próximo 6 de junio y pronosticaban la pérdida de pocas diputaciones federales, con lo que alcanzarían la mayoría calificada si suman las curules de sus partidos rémoras. Ni una pluma le quitaban a su gallo como presumía el clásico hace casi diez años. Pero de repente todo se desvaneció. El INE abrogó la sobrerrepresentación y el TEPJF lo avaló. Sobrevinieron los escándalos políticos como el del diputado federal pederasta, las resoluciones del árbitro electoral para quitarle las candidaturas a los abanderados morenistas en Guerrero y Michoacán, en medio de múltiples acusaciones de delitos sexuales contra Félix Salgado Macedonio, y dar paso a las nuevas “Juanitas” o “Juanitos”, los juniors supliendo a sus padres.


Los recientes sondeos de opinión solo dan cuatro o cinco triunfos a Morena en los estados y ahora se ve difícil conseguir la mayoría simple. La violencia política también quita y pone candidatos e incluso alienta la deserción de muchos aspirantes. Los casos de corrupción de elegibles o el financiamiento oscuro de campañas han hecho que potenciales sufragantes cambian la intención de su voto. Pocos simpatizantes del partido en el poder los traicionarán, ya que su base electoral está cooptada por los programas sociales, que en realidad con clientelares. Pero los indecisos harán la diferencia, ello si se han impactado por los escándalos y pifias de los candidatos.


Hay nerviosismo en Palacio Nacional y en el edificio del Ayuntamiento por lo cerrado que se ven los comicios venideros. Ya no cuadran las cuentas alegres que se hacían a principio de año y en no pocas entidades el resultado se decidirá en los tribunales. El Ejecutivo puede perder el control de la Cámara de Diputados y peligra su proyecto político, mientras que la Jefa de Gobierno ve abollada su corona sucesoria rumbo al 2024. Ni la popularidad que manejan ambos personajes impulsará a Morena en las urnas, sobre todo después de la tragedia en la línea 12 del Metro.


Entidades que tenían aparentemente dominadas cierran márgenes y es posible que las elecciones se definan en los tribunales. Sonora, Campeche, Tlaxcala y Baja California pueden ser ejemplo de ello. El humor social no está con la 4T, sobre todo por el excesivo intervencionismo del presidente en las campañas y el encono y polarización que fomenta cada mañana desde el atril del salón Tesorería de Palacio Nacional.


Las próximas elecciones serán históricas no solo por el número de cargos de elección popular -más de 21 mil-, ni por los votantes -más de 93 millones-, cuya participación puede reducir el 40 por ciento de abstencionismo, sino porque puede cambiar el rumbo de nuestra democracia. Urge una renovación del sistema de partidos para eliminar aquellos institutos políticos fantasmas que solo buscan depredar el financiamiento público o vender sus votos al mejor postor. Es una buena oportunidad para devolver al Congreso su dignidad y hacerlo que se convierta en verdadero contrapeso de los otros Poderes de la Unión. Seamos una auténtica República.


Con nuestro voto recuperaremos la unidad nacional, fortaleceremos el Estado de Derecho y evitaremos cualquier intentona de autoritarismo.