Un informe propagandístico

Octavio Campos Ortiz

Con un nuevo ritual político que buscó fallidamente recuperar el 1º de septiembre como el Día del Presidente, el inquilino de Palacio Nacional entregó su V Informe de Gobierno con una protocolaria y ya desgastada ceremonia en el Congreso de la Unión -vía su emisaria, la titular de Gobernación-, evento opacado por la intervención de la senadora Xóchitl Gálvez en la tribuna, donde vaticinó el exterminio de la 4T y la irrupción de una nueva visión de Estado que garantice la democracia y la reconciliación del país, sin un mandatario que se la pase culpando a otros por los problemas del país ni asumir la responsabilidad necesaria para devolver la paz a la población y enfrentar a los criminales con firmeza.

Por ello, el tabasqueño optó por pronunciar un discurso -que no informar-, ante un club de amigos arropado por la impresentable gobernadora de Campeche. Ahí, con sus afines, sin la representación del Poder Judicial, se hizo elogio a la personalidad y presumió sus otros datos, además de arreciar sus críticas a ministros, magistrados y jueces, a los que tildó de corruptos, en el sexenio con más personajes, nada franciscanos, corrompidos por la avaricia.

Ante sus seguidores hizo un recuento tramposo de supuestos logros, los cuales son desmentidos por la terca realidad. Falso que no haya desabasto de medicinas ni que una farmaciota en la CDMX pueda surtir en 24 horas fármacos a hospitales en el interior del país; su obsecada persecución en contra de la industria farmacéutica lo hace anunciar despropósitos que no puede cumplir, ya que la producción, compra, almacenamiento y distribución de medicamentos requieren de esquemas de financiamiento y logística con los que no cuenta el gobierno de la 4T. Hoy mismo mueren cientos de niños con cáncer por falta de tratamientos como la quimioterapia y los derechohabientes del sector salud no pueden surtir sus recetas o son invitados por los propios cirujanos a comprar instrumental o material quirúrgico para intervenirlos por no haber existencias en los nosocomios. Tampoco puede presumir un buen manejo de la pandemia cuando somos el primer país con defunciones, más de ochocientos mil mexicanos muertos. Distamos mucho de tener un sistema de salud como el de Dinamarca.

No se puede engañar a la opinión pública con el argumento de que se mejora en materia de seguridad pública y que funciona la política de abrazos y no balazos, cuando la realidad marca a esta administración como la violenta en la historia con 165 mil homicidios dolosos en cinco años y más de cien mil desaparecidos, donde se ha perdido la gobernabilidad en casi todo el territorio nacional a manos del crimen organizado.

Falso también que se haya acabado con el mal endémico de la corrupción; en los índices internacionales estamos entre las naciones más corruptas del mundo y con más impunidad. 

En materia económica, al término de este sexenio, por falta de un verdadero plan nacional de desarrollo, tendremos un crecimiento menor al uno por ciento, por debajo de los niveles en el régimen de Miguel de la Madrid, con inflación alta y una mayor población en pobreza laboral, es decir, aun con empleo formal no pueden adquirir dos canastas básicas al mes. La errática política económica hace que el 60 por ciento de la economía descanse en el comercio informal, el cual no paga impuestos ni da prestaciones a sus trabajadores.

Peor aún, exhiben como logro de gobierno el envío de remesas de los paisanos a sus familias, cifras récord que debieran dar vergüenza a cualquier administración, ya que es una afrenta para un mandatario el no poder retener a sus gobernados, quienes buscan allende las fronteras una oportunidad de educación y empleo para una mejor calidad de vida. Ese dinero, que no genera la planta productiva nacional, ni siquiera pasa por las autoridades hacendarias, por lo que no pueden disponer de él para aplicarlo en el presupuesto. Así que fue un informe para hacer propaganda.