Nuevos nombres, misma corrupción

Por Tomás Rojas Madrid.

Los gobiernos de México se la han pasado durante décadas enfrentando acusaciones de corrupción y prometiendo acabar con los grupos institucionales que, por debajo del agua la promueven, pero irremediablemente, esa corrupción los lleva al fracaso, y hay indicios que ahora, con Morena en el poder, no va a ser la excepción.

La corrupción está enraizada en todos los ámbitos de la política, en la administración gubernamental, pero sobre todo, en la impartición de justicia.

Para los gobiernos “incorruptibles”, basta con cambiar los membretes de las instituciones para ” limpiar” las imágenes, como un preámbulo de con eso, todo va a estar mejor.

Que hay señalamientos sobre policía judicial corrupta, pues le cambiamos el nombre; quitan policía judicial y ponen policía ministerial y ya. Cero corrupción.

Que la procuraduría de justicia no imparte justicia; no hay problema, le cambiamos de nombre, ya no se llama procuraduría; ahora se llama fiscalía y, listo, se acabó la corrupción.

Que el Distrito Federal era la cuna de la corrupción, no hay problema, se le cambia membrete y ahora se llama Ciudad de México, y todo arreglado; que el color rosa es huella de malos manejos en la administración pasada, tampoco hay problema, cambiamos la imagen al color verde y se acabó el pasado.

Que el presidente Díaz Ordáz fue un asesino, entonces hay que quitar las placas conmemorativas que fueron colocadas en el Metro Insurgentes y en la estación Hidalgo y, listo. En el olvido la corrupción.

Es increíble como los actuales gobiernos mueven a la gente, recordando el pasado.

Si algo sale mal, es culpa de los corruptos que gobernaron en el pasado.

Se dice que el país está en malas condiciones financieras y que por eso hay más pobres; de inmediato viene la respuesta: No es cierto.

Negar y hechar la culpa al pasado, está de moda, y se fortalece la hipótesis que versa en el sentido de que algo que se niega constantemente, se convierte en verdad.

El sector que es más vulnerable a la corrupción es el que imparte justicia, y vamos a comenzar en el ámbito federal.

La Fiscalía General de la República, (FGR), antes PGR, cuyo titular es Alejandro Gerts Manero, es una de las instituciones que más inmersa en corrupción está.

Desde la Jefatura de la Policía Federal Ministerial, que coordina Antonio Pérez García, según aseguran muchos oficiales de la corporación, desde hace muchos años es un policía millonario con un futuro asegurado por su trabajo en contra del narcotráfico.

El comandante Pérez García, y el Coordinador de Investigaciones, Felipe de Jesús Gallo Gutiérrez, han encontrado La Gallina de los Huevos de Oro, en su lucha en contra de los narcotraficantes que trasladan drogas hacia Estados Unidos.

Ambos coordinan las acciones desde la CDMX y reciben beneficios de parte de Delegados y Jefes Regionales ubicados en todos los Estados del país.

Todos; director de la Policía Ministerial Federal, el Coodinador de Investigaciones, los Delegados y los Jefes Regionales, tienen en sus manos acabar con el inmenso tráfico de drogas y armas en México, pero está muy difícil que lo hagan, pues desde la sede de la FGR, ubicada en la Glorieta de Insurgentes de la CDMX, salen las presiones y se agranda la corrupción imperante desde siempre en la PGR, ahora Fiscalía General de la República ahora FGR.

Continuaremos con más de éste tema.

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