Los cadáveres en el ropero

*** NERUDA

Estrella de la Rosa

Prácticamente, desde que nací estuvo presente Pablo Neruda en mi vida. En 1973 alguien trajo a la casa un cuadro con un fragmento del “Testamento de Otoño”, poema altamente incendiario: “Al odio le dejaré mis herraduras de caballo,/ mi camiseta de navío,/ mis zapatos de caminante,/ mi corazón de carpintero,/ todo lo que supe hacer/ y lo que me ayudó a sufrir,/ lo que tuve de duro y puro,/ de indisoluble y emigrante,/ para que se aprenda en el mundo/ que los que tienen bosque y agua/ pueden cortar y navegar,/ pueden ir y pueden volver…”.

Así quedó para siempre la presencia de Neruda, independientemente de su trabajo político del que no se pudo escapar al ser reconocido desde muy joven como un gran poeta. “20 poemas de amor”, libro obligado con aquello que dice; “Me gustas cuando callas porque estás como ausente,/ y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca./ Parece que los ojos se te hubieran volado,/ y parece que un beso te cerrara la boca.”, que sorprenden, pues cuando los escribe es muy joven, lo hace muy famoso y ya no se diga en Chile, su país natal, sino en Latinoamérica, después en el mundo.

Pocos años después es designado en su país como cónsul en Birmania, un país tanto lejano como desconocido. Se enamora de una nativa llamada Jossie Bliss mujer dominante y celosísima, que cuando le avisan a él que debe regresar a Chile, ni le dice porque seguro sería muerto a manos de la amante, de ahí le escribe el “Tango del Viudo”, uno de los poemas eróticos más reconocidos y además de una gran belleza: “Oh maligna, ya habrás  hallado la carta, ya habrás llorado de furia,/ y habrás insultado el recuerdo de mi madre/ llamándole perra podrida y madre de perros/…”.

El mismo Neruda la describe como una pantera negra, me imagino a una morena profunda, bellísima, era muy alta,  porque para describirla así, no me la quiero ni imaginar, pero él prosigue y escribe: “Enterrado junto al cocotero hallarás más tarde/ el cuchillo que escondí por temor de que me mataras…”, eso es amor del bueno, o mío o de nadie dicen en mi pueblo o “…por eso no me caso compadre querido porque la vida es puro vacilón”, cantaba el Piporro y así casi finaliza el poeta su sentir:

 “Daría este viento del mar gigante por tu brusca respiración/ oída en largas noches sin mezcla de olvido,/ uniéndose a la atmósfera como el látigo a la piel del caballo./ Y por oírte orinar, en la oscuridad, en el fondo de la casa,/ como vertiendo una miel delgada, trémula, argentina, obstinada…” sí que la amaba pero mejor dormimos en camas separadas, tú en Birmania y yo en Chile.

Estos poemas que tendrán que leer en otra parte por la brevedad de este espacio que agradezco vehemente. Neruda será después embajador en Francia y su actividad política lo llevará a la Guerra Civil española donde escribirá “Los versos del capitán”, que la edición del libro es toda una historia en donde se encuentra “La carta en el camino”, donde declara otra huida:

“Adiós, pero conmigo/ serás, irás dentro, / de una gota de sangre que circula en mis venas/ o fuera, beso que me abraza el rostro/ o cinturón de fuego en mi cintura. / Dulce mía, recibe/ el gran amor que salió de mi vida/ y que en ti no encontraba territorio/ como el explorador perdido/ en las islas del pan y de la miel”. Ya lo dice una poeta argentina que no recuerdo su nombre, que la poesía es el resultado de interrogar a Dios.

Neruda fue premio Nóbel de literatura en 1971 y muere en 1973, en circunstancias políticas terribles, se encuentra enterrado en Isla Negra en Chile junto a su esposa Matilde Urrutia. El motivo de escribir esta columna recordando a Neruda, es una invitación a leer lo mejor de la poesía en el mundo mundial, la gran cantidad de facetas que tuvo este hombre, quien también vivió en México, gran amigo de medio mundo, lo conocían hasta los perros, no sólo los de su colonia, además, de que al ser un gran enamorado, le permitió escribir cientos de poemas dedicados al amor y quien hasta la fecha es influencia para todos aquellos que escriben y leemos poesía, sólo basta con que abran su teléfono o computadora y buscarlo, tengo el privilegio de tener todos los libros que escribió Neruda, lo que me hace muy feliz de compartirles esta permanente emoción, invitados todos están.