Los Cadáveres en el Ropero

Polo Polo

Estrella de la Rosa

“…sobre de la mesa muchas hormigas perseguían a la hormiguita motociclista, ésta con su casco puesto, arriba de su moto enfrenta a las que la rodeaban, aceleró la moto, el motor rugía ensordecedor, las hormiguitas cerraban el círculo, la hormiga nuevamente aceleró la potente máquina lista para escapar, de pronto se oye la voz del mesero y limpiando la mesa dice: -¿Buenas tardes, en qué les puedo servir?, y ¡chin que se lleva a todas las hormiguitas!- Uno de los chistes clásicos del Sr. Polo Polo que hizo época y la delicia de muchos de nosotros, más bien historias, esa fue su innovación, que de chistes a veces simplones, los investía de toda una larguísima anécdota que nos hacía vivirla. 

Es de reconocer que Polo Polo llega en el momento justo, allá a finales de los 70´s y aprovecha el boom electrónico, el cassette que se hizo muy popular, todos teníamos en casa nuestros sonidos, claro que con su casetera, Fisher, Sony, Chafa, pero todos teníamos nuestra colección de cintas que atesorábamos, tampoco podía faltar el Walkman, ya había pasado la época de andar cargando el aparato de radio cassette como persona de color en Nueva York. 

Ahí es donde Polo Polo entra en acción, todos teníamos una cinta del artista, por lo menos, ya fueran originales o no. 

Nace en la Ciudad de León, Guanajuato, en el año de 1944. Alguna versión dice que él era zapatero, con ese gran sentido social, que es lo que nos distingue a los artistas, con una gran cantidad de amigos, de esas personas que te puedes sentar toda la tarde a platicar de mil temas, ya que era un tipo leído y escribido, como dicen en Tequila, mi pueblo. 

Otra cosa que le distinguió fue el uso muy liberal del lenguaje coloquial, como si fuera alvaradeño de cepa. 

Mientras que en CDMX, por ejemplo, la expresión Hijo de p… es una expresión fuerte, en Veracruz es una manera usual de dirigirse, no sólo con los amigos, sino con todo mundo, -¡Ven hijo e p…!- y ahí vamos sin que nadie se ofenda. Ese fue el uso y sentido que el comediante practicó para identificarse con todos, sus expresiones no eran tomadas a mal por la mayoría, eso daba picardía a los chistes-historias largas, largas que hacía de nuestras delicias, pero era de los que tenían esa gracia que hasta para decir alguna palabra altisonante causaba gracia, no a todos nos queda y por respeto limitamos nuestra manera de hablar altisonancias, a veces sólo en círculos cerrados. 

Nuestras reuniones familiares, eran de cantar, alguien traía la guitarra, contar chistes, anécdotas, más tarde contar historias repetidísimas de La Llorona, duendes, brujas etc., pero llega Polo Polo y con sus grabaciones que escuchábamos ahí reunidos, hacían de esos espacios noches de diversión. 

Además, fue un gran practicante del lenguaje críptico…, bueno está bien, del albur, juego y esgrima verbal con el fin de denigrar al adversario, actualmente confundido con el doble sentido, que es otra cosa. 

No es fácil aprender a alburear chiquitos, como que se me hace difícil explicarles. Me fue necesario aprender a alburear porque durante mis años de payasa me topaba con cada truhan, para defenderme y no permitir quedar en entredicho. 

Polo Polo participó en varias películas conocidas como de ficheras, por supuesto con mucho éxito que le permitía liberar sus habilidades histriónicas y verbales. 

Tuve la oportunidad de conocerlo en el Teatro Blanquita que lo llenaba, su fabulosa interacción con el público, su capacidad de respuesta y de improvisación lo hacía único, esto por supuesto no lo podías ver en la televisión. 

Tuvo algunas incursiones en la tele, pero no fue lo suyo, él era un pajarillo libre, para que agarres la idea, pero siempre era agradable poder verlo. 

Hace años se alejó del escenario para residir alejado del ambiente, en el que alguna vez fue el Rey, en la Ciudad de Querétaro. 

Ya descansa en paz nuestro entrañable Polo Polo. Y ya saben, tomen agua.