Las personas con adicciones pierden el control de sus actos, debido a una compulsión por consumir y buscan alcohol, drogas, u otras sustancias

Por: Victor Sánchez

En el  mundo de las adicciones, se sabe que las personas con adicciones pierden el control de sus actos, debido a una compulsión por consumir y buscan alcohol, drogas, u otras sustancias sin importar el precio, incluso lastimando a sus familias, poniendo en riesgo amistades, o perdiendo sus trabajos.

Vemos que Científicos financiados por los Institutos Nacionales de la Salud, han demostrado que la adicción es una enfermedad del cerebro compleja y de larga duración, y que los tratamientos disponibles en la actualidad pueden ayudar a las personas a controlar sus adicciones. Aunque incluso para aquellos que logran dejar de consumir, existe el riesgo de que la adicción regrese, lo que se conoce como reincidencia.

Vemos que la base biológica de la adicción ayuda a explicar por qué las personas necesitan mucho más que buenas intenciones o fuerza de voluntad para romper con sus adicciones. Ya que los investigadores descubrieron que buena parte del poder de la adicción está en su capacidad de secuestrar e incluso destruir regiones cerebrales fundamentales que se encargan de ayudarnos a sobrevivir.

Un cerebro sano recompensa los comportamientos sanos, como hacer ejercicio, alimentarse o crear lazos con los seres queridos. Para ello, enciende circuitos cerebrales que hacen que usted se sienta maravillosamente bien, lo que lo motiva a repetir esos comportamientos. Por el contrario, cuando usted está en peligro, un cerebro sano empuja al cuerpo a reaccionar rápidamente con miedo o alarma, de modo de que usted se aleje de las fuentes perjudiciales.

Si usted se siente tentado por algo cuestionable, como tomar helado antes de la cena o comprar cosas que no puede pagar, las regiones frontales del cerebro le ayudarán a decidir si las consecuencias de esos actos valen la pena.

Pero cuando usted se está volviendo adicto a una sustancia, ese cableado, si lo podemos llamar así, normal de procesos cerebrales que salen en su ayuda, pueden empezar a funcionar en su contra. Las drogas y el alcohol pueden secuestrar los circuitos de placer y recompensa del cerebro y engancharlo para que quiera más y más.

La adicción también puede sobrecargar los circuitos emocionales que activan la sensación de peligro, lo que provoca sensaciones de ansiedad y estrés cuando no se está consumiendo alcohol o drogas. En esta etapa, las personas suelen usar las drogas o el alcohol para no sentirse mal, en lugar de usarlas para buscar los efectos placenteros.

Además, el consumo repetido de drogas puede dañar el centro esencial de toma de decisiones en la parte frontal del cerebro. Esta zona, conocida como corteza prefrontal, es justamente la zona que debería ayudar a reconocer el daño que provoca el consumo de sustancias adictivas.

Los científicos aún no entienden por qué algunas personas se vuelven adictas y otras no. La adicción tiende a ser hereditaria, y se han relacionado determinados tipos de Genes con diferentes formas de adicción. Pero no todos los miembros de una familia afectada son necesariamente propensos a la adicción.

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