De inseguridad y percepción

Octavio Campos Ortiz

El INEGI acaba de publicar el informe trimestral 2023 de la Encuesta Nacional sobre Seguridad Pública Urbana, donde el 62 por ciento de los mexicanos reconoce se siente inseguro en su localidad. Las ciudades donde hay más sensación de inseguridad son Fresnillo, Zacatecas, Naucalpan, Cuidad Obregón, Uruapan y Colima. La verdad es que poco ha cambiado la sensación de los ciudadanos desde 2001, año en que comenzó a realizarse este ejercicio demoscópico. La percepción es realidad y aunque los picos más altos registrados corresponden al final de los sexenios de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto, ningún gobierno ha podido bajar de 60 la percepción de inseguridad.

Más de seis de cada diez mexicanos se siente inseguro en el lugar donde vive y es en espacios públicos donde más se acentúa esa sensación. ¿Pero qué tan distante es la precepción de la inseguridad real? La verdad no mucho, este no deja de ser, con mucho, el sexenio más violento, donde la violencia del crimen organizado es testimoniada por los noticiarios de televisión, principal fuente de información de quienes se sienten inseguros, luego sigue las redes sociales y la comunicación persona a persona. Ese trípode genera la percepción de inseguridad, lo cual tiene un sustento real. ¿Cómo se puede ocultar la violencia delictiva, las masacres, los descuartizamientos, los asaltos en la vía pública a transeúntes y a pasajeros del transporte público, las noticias de secuestros, las víctimas colaterales de los tiroteos o la agresión de los ajustes de cuentas a plena luz del día, la violencia contra las mujeres o los feminicidios?

Por cierto, una constante en todos los reportes trimestrales de la Encuesta Nacional de percepción de Seguridad Pública Urbana es que las mujeres se sienten más inseguras que los hombres independientemente de edad, estrato social o nivel educativo. La violencia ataca más a las mujeres; en 2021 se cometieron casi mil feminicidios, en 2020 fueron 949 y en 2015 412. En 2021 se registraron 2 746 asesinatos de mujeres, mientras que en 2015 fueron 1 734. En 2021 se denunciaron 21 mil 189 violaciones. A pesar del incremento de esta incidencia delictiva, hay un 98 por ciento de impunidad, es decir, de cada 100 caso, solo se resuelven dos. De las personas desaparecidas, 80 mil -aunque la ONU habla de cien mil-, 32 mil son mujeres, reconocidas.

Ante esa realidad inocultable, a la que se suma la violencia intrafamiliar, laboral, académica, digital, de género que sufre a diario la mujer, se suma el número de víctimas de la violencia provocada por las delincuencias organizada y común. Por ello es fundada la percepción de inseguridad femenina y poco hacen las políticas públicas para mejorarla. Por eso, percepción es realidad, y llevamos más de dos décadas de planes gubernamentales sobre seguridad pública fallidos que no pueden reducir la incidencia delictiva. A la ineficiencia de las policías y ministerios públicos sume la corrupción que se da en todo el sistema de justicia. Mientras eso no se cambie, difícilmente podrá mejora la percepción ciudadana sobre la inseguridad y siempre estaremos entre seis o siete ciudadanos de cada diez que se sienten inseguros ante la indolencia de las autoridades. Percepción es realdad.