Desaparición de Órganos Autónomos y la Irracional Concentración del Poder

*AMLO, con una visión simplista, falaz y carente de argumentos

Por Salvador García Juárez*

Durante las últimas semanas, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha utilizado el espacio de las mañaneras convirtiéndolo en una especie de arsenal bélico. Desde ahí, ha bombardeado con críticas y descalificaciones al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y al Instituto Nacional de Trasparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), como parte de una guerra que ha emprendido contra los Órganos Autónomos Independientes. López Obrador ha afirmado que estos institutos “cuesta mucho mantenerlos, no son imprescindibles (y) se duplican funciones”, por lo que buscará que sean absorbidos por dependencias como las secretarias de Comunicaciones y Transportes y de la Función Pública, respectivamente, y de lograrlo, más temprano que tarde, ira por la joya de la corona, el Instituto Nacional Electoral (INE). La idea del inquilino de Palacio Nacional de que todos estos institutos son caros, y que no son imprescindibles, representa una visión simplista, falaz y carente de argumentos, ya que son diversas las razones que justifican y legitiman la existencia de los organismos autónomos. Organismos como el IFT, INAI, BANXICO, CNDH, INE, entre otros, responden al principio de división de poderes, actuando como mecanismos de racionalización del poder público, ante la necesidad de separar decisiones técnicas de decisiones políticas, evitando con ello el abuso en el ejercicio del poder, para garantizar de una mejor manera la  protección y defensa de los derechos humanos del ciudadano frente al Estado. Otra razón es la especialización y tecnicidad necesaria que debe existir en estos órganos, lo que da certidumbre de un mayor control y manejo de procesos. Por ejemplo, las decisiones del Instituto Federal de Telecomunicaciones, generalmente, son muy técnicas; desde 2013 la institución lleva formando cuadros muy especializados, por lo que de ninguna manera se duplican funciones con la secretaría de Comunicaciones y Transportes, como afirma el presidente. El IFT regula el aprovechamiento de las redes de telecomunicación y radiodifusión, garantiza el acceso equitativo a la infraestructura y los servicios de comunicación, como la telefonía móvil y el internet. Con la entrada en vigor de la Reforma en Telecomunicaciones y Radiodifusión, la eliminación del cobro de Larga Distancia Nacional y la aplicación de una política de tarifas asimétricas de interconexión en telefonía fija y móvil, entre otras medidas regulatorias emitidas por este organismo, permitieron a los consumidores tener ahorros por más de 133 mil 700 millones de pesos, tan solo entre 2015 y 2017. En el tema de telefonía móvil: si antes pagábamos 100 pesos al mes, ahora pagamos 66 pesos; es decir, nuestra tarifa bajó un 44%. Esto representa 425 mil millones de pesos de ahorro para los consumidores. Por lo anterior, si oímos en aislado el monto de mil 500 millones de pesos que representa la inversión en este instituto por parte del gobierno federal, suena mucho dinero, pero cuando escuchamos esta cifra dentro de lo que implica los ahorros para los consumidores, así como lo que ha recaudado, sus costos de operación no solo se justifican sino resultan simbólicos. Para el caso del INAI, el presupuesto ejercido en 2018 fue superior a los mil 100 millones de pesos. Con la llegada de la 4T y el anunciado recorte presupuestal, en tan solo 2 años su presupuesto se vio reducido en 26%.  Es decir en 2020 solo opero con 877 millones de pesos. El INAI, es garante de la transparencia de las acciones gubernamentales, la rendición de cuentas, el acceso a la información y la protección de la privacidad. La forma de operar de este instituto es que ante la negación de información de todos aquellos entes que manejen recursos, él está para exigir y obligarlos que le brinden información al ciudadano. El argumento del primer mandatario de que el INAI es caro resulta insostenible, si lo comparamos con los recursos asignados a su deporte favorito, el béisbol, que ha recibido en dos años mil 900 millones de pesos, es decir el doble del costo operativo del INAI. La posible desaparición del INAI daña seriamente la labor del periodismo de investigación y organismos de la sociedad civil, quienes vienen luchando por exhibir la corrupción de los gobiernos, porque en México no hay una sola administración de todos los partidos políticos que haya querido ser transparente. Tan solo este hecho justifica su existencia. En cuanto a la intención del presidente López Obrador de fusionar al INAI con la secretaría de Función Pública es preocupante, por los nefastos resultados que esa dependencia ha tenido en el combate a la corrupción dentro de la 4T, además de ser un área de gobierno que no se ha distinguido por su transparencia. De acuerdo con el índice de expedientes clasificados como reservados de la SFP, en solo 18 meses la dependencia ordenó limitar el acceso a 6 mil 572 expedientes bajo distintas justificaciones. En el caso del Instituto Nacional Electoral, es un organismo autónomo cuya labor se reconoce por organizar elecciones cada vez más confiables y transparentes, sin dados cargados y manteniendo sana distancia del gobierno en turno. El INE tal vez puede ser muy caro, como afirma el primer mandatario, pero no hay costo más caro que no tener democracia. El presidente Andrés Manuel López Obrador se está jugando sus cartas en el filo de la legalidad, con tal de salirse con la suya, no obstante con las graves implicaciones que esto signifique: Primero, la desaparición de los órganos autónomos constituiría una peligrosa regresión en la historia democrática de México, porque no solo se atenta en contra de los procesos de transición y consolidación democrática del país, sino de los derechos humanos de los ciudadanos. Segundo, la desaparición de los organismos autónomos significa una abierta violación al Tratado de Libre Comercio (T-MEC), como ya advierten muy diversos analistas financieros, porque en sus cláusulas se establece que estamos comprometidos a tener organismos autónomos. Tercero, la extinción de estos organismos pone en riesgo la calificación crediticia de México, lo que pondría a temblar a cualquier nación por las consecuencias devastadoras que implicaría a su economía. ¿Cómo nos ve el mundo cuando tenemos órganos autónomos que hace tres décadas empezamos a crear, y ya iniciamos la cuenta regresiva hacia su extinción? The Internacional Chambers of Commerce México, que agrupa a empresarios del mundo señala, que esto generaría una gran desconfianza para las inversiones en el país, porque advierte que la falta de autonomía y de concentración del poder, no son compatibles con la productividad económica. Detrás de la desaparición de los organismos autónomos, se esconde la añoranza del presidente de la República Andrés Manuel López Obrador de regresar a un viejo y anquilosado modelo de Estado autoritario, que tuvo como características una irracional concentración y centralización del poder político y económico, con un gobierno opaco para ocultar sus operaciones y rendir pocas cuentas. Si alguien lo duda habría que voltear la vista hacia un gabinete presidencial bautizado por el pueblo de “florero”, incapaz de cuestionar las decisiones del Ejecutivo, y una Cámara de Diputados con mayoría de Morena, que responde a las órdenes del primer mandatario con absoluta sumisión. Hoy pareciera que México ya se encuentra en la antesala de ese riesgoso y peligroso escenario de una irracional concentración del poder. Si no al tiempo.

* Presidente del Consejo Nacional de Defensa a la Ciudadanía A.C.

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