70 años del reconocimiento del derecho al voto de la mujer en México: Marcela Guerra

Por: Arturo Paz, reportero de Nuevo México Plural/Cámara de Diputados 

Discurso emitido por Diputada Marcela Guerra Castillo, Presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, en la sesión solemne con motivo de los 70 años del reconocimiento del derecho al voto de la mujer en México, señaló:

Honorable Asamblea, nos reunimos en esta histórica sesión con motivo de los 70 años del reconocimiento del derecho al voto de la mujer en México. 

Es un honor estar aquí frente a ustedes para conmemorar un hito trascendental en nuestra historia democrática y para reflexionar sobre el arduo camino que recorrieron las mujeres mexicanas para obtener ese derecho fundamental. 

El 17 de octubre de 1953, ya se dijo aquí en esta tribuna, marcó un punto de inflexión en la lucha para las mujeres por la igualdad de derechos de oportunidades en México. 

Fue el día en que las mujeres de Baja California, gracias a su valentía y determinación, se convirtieron en las primeras en México en ejercer su derecho al voto en elecciones locales. 

Sin embargo, este logro se dio por medio de una batalla amplia, prolongada, ardua, de siempre. La lucha por el voto de la mujer en México encontró una voz poderosa en figuras como Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto y muchas otras mujeres valientes que abogaron incansablemente por la igualdad de género y el reconocimiento a sus derechos políticos. 

Fueron ellas quienes, a través de la sociedad mexicana Pro Derechos de la Mujer, presentaron el primer proyecto de reforma al Código Civil de 1937, pidiendo el derecho al voto a pesar de las adversidades. Su trabajo sentó las bases para el progreso que hoy estamos celebrando. 

Finalmente, en el 53 se eliminaron las restricciones y se reconoció el voto pleno de las mujeres en México. 

Fue un triunfo de la justicia y abrió el camino para que las mujeres mexicanas se desempeñaran en un papel activo y decisivo en la vida política de nuestro país. 

Hoy, todas las diputadas de todos los grupos parlamentarios nos reunimos y rendimos un homenaje a todas aquellas mujeres pioneras que abrieron camino para generaciones futuras, a las líderes y a las activistas, a las madres, a las hijas, a las hermanas y a todas aquellas que se atrevieron a soñar con un México más justo, más libre, más incluyente. 

Por eso, en esta Legislatura dignificamos esa lucha, la de la paridad de género, en la que, por primera vez, en un órgano colegiado de un poder federal se alcanzó una integración mayoritariamente de mujeres. 

La participación de las mujeres en la toma de decisiones políticas y sociales en México es una piedra angular de nuestra sociedad, ya que enriquece nuestro sistema democrático y aporta nuevas perspectivas y valores, y también enfoques. 

Hoy las mujeres no sólo votan, sino también liderean y sirven en cargos públicos desempeñando roles cruciales en el Congreso de la Unión, en la Administración Pública Federal, en el máximo órgano de impartición de justicia de la nación, así como en los congresos locales y en los gobiernos y en todos los ámbitos de la vida pública. 

Su presencia en estas posiciones nos ha llevado a abordar de manera más efectiva los problemas que enfrenta nuestra sociedad y a trabajar juntos y juntas para construir un México más inclusivo y un México más diverso. 

El voto de las mujeres ha tenido un impacto profundo en la forma, en la formulación de políticas públicas de la toma de decisiones en nuestro país. 

Durante las últimas décadas hemos visto cómo las mujeres han ocupado cargos de alto rango en el gobierno y en el Congreso también, impulsando reformas legislativas que abordan cuestiones de género, de violencia, de equidad salarial, de derechos reproductivos, de salud.

Su presencia en la política siempre ha permitido una representación más equitativa para la diversidad de las perspectivas y experiencias de nuestra sociedad. 

Además, el voto de las mujeres ha contribuido significativamente a la estabilidad y legitimidad en nuestro sistema político. 

No podemos subestimar el impacto que el sufragio femenino ha tenido en la conciencia colectiva de la sociedad mexicana. Al ver a las mujeres ejercer su derecho al voto y ocupar cargos de liderazgo, hemos derribado barreras, techos de cristal y desafíos de estereotipos obsoletos sobre el género y el poder. 

Las mujeres jóvenes y las generaciones venideras tienen ahora modelos a seguir en la política, pero esto no nos impide seguir y seguir luchando, porque es nuestro deber como legisladoras y legisladores, y también como sociedad en conjunto, garantizar que ese derecho sea respetado y promovido, porque debemos crear un entorno en que las mujeres se empoderen continuamente para participar plenamente en la política sin temor a la discriminación o la violencia, que es una gran barrera que siempre está obstruyendo el ejercicio, el ejercicio pleno del poder. 

También debemos de trabajar incansablemente para eliminar todo tipo de barreras que persisten y que impiden que las mujeres accedamos a cargos, todavía más de liderazgo y de toma de decisiones. 

Esta conmemoración en este acontecimiento histórico no sólo es un acto de justicia, sino es un llamado a la acción. Sigamos construyendo un México más igualitario, un México más democrático.